El Gobierno de la Unión Liberal (1858-1868)

 

El 30 de junio de 1858, O'Donnell formó un nuevo Gobierno como líder de la Unión Liberal, el partido nacido durante el bienio progresista que aspiraba a representar una convergencia de ideales moderados y progresistas, con la voluntad de armonizar la observancia estricta del orden público y las libertades públicas e individuales.


La Unión Liberal, que contaba con otro hombre fuerte en su seno, José de Posada Herrera, a la postre planteó medidas liberales y conservadores centristas tendientes al impulso del desarrollo económico, a una relativa descentralización administrativa y a la búsqueda de prestigio para España en el ámbito internacional. A pesar de las disputas internas, el Ejecutivo de O'Donnell permaneció en el poder durante cinco años. Prácticamente agotó la legislatura, lo que lo convirtió en el más largo del reinado isabelino.


Políticamente, el periodo de la Unión Liberal se tradujo en el mantenimiento de la vigencia de la Constitución de 1845 y en la paralización de la desamortización eclesiástica de 1856. Por otra parte, no se llegó a aprobar una largamente prometida ley de prensa, pese a que se dispuso de su borrador desde enero de 1859. 


La voluntad regeneradora de la praxis política por parte de la Unión Liberal no llegó a concretarse. La corrupción no pudo ser atajada con contundencia, y se dieron algunas presuntas corruptelas en el seno del propio partido. Ello, sumado a la inocuidad de la práctica legislativa en asuntos de calado; provocó que algunos miembros destacados del partido se desligaron del mismo a lo largo de la legislatura. La debilidad del Gobierno creció cuando la burguesía industrial catalana le retiró su apoyo a raíz de una política arancelaria que consideraba perniciosa para sus intereses económicos. 


Política exterior y final del ciclo


Las actuaciones más llamativas del período se dieron en el ámbito de la política exterior. Con la intención de generar en el país un clima de optimismo, incluso de euforia, y al mismo tiempo mantener ocupados y satisfechos a los altos estamentos militares, se emprendieron expediciones bélicas alrededor del mundo. Así, se libró la guerra de Marruecos (1859-1860), se realizaron campañas coloniales en la Cochinchina (1861) y en México (1862), se reincorporó la antigua colonia de Santo Domingo (1861-1865) y se mandó una escuadra naval a Chile y Perú en lo que se va conoció como guerra del Pacifico (1863-1866).


En cualquier caso, estas operaciones solo sirvieron para alcanzar un prestigio ficticio y elevar el patriotismo en un país envuelto en graves problemas sociales, políticos y económicos, como la crisis financiera (1866) y la de subsistencia (1867-1868).


En este sentido, en 1863 el proyecto de la Unión Liberal ya había perdido toda credibilidad, lo que propició la caída de O'Donnell. A instancias de la Corona, se sucedieron diversos Gobiernos moderados y unionistas extremadamente frágiles, dirigidos por figuras como el marqués de Miraflores, Bravo Murillo, Narváez o nuevamente O'Donnell (1866). Pero ninguno de ellos tenía capacidad para solventar una crisis económica e institucional que afectaba a los mismos cimientos del régimen monárquico de Isabel II. La estabilidad política también se vio afectada por varios intentos de levantamientos militares y por la radicalización de posiciones del liberalismo progresista.


La sensación de estar ante un cambio de ciclo político se agudizó con las muertes de O'Donnell (1867) y de Narváez (1868). Con ellos murió una generación de dirigentes y en definitiva, se agotó la monarquía isabelina, afectada a su vez tanto por escándalos de corrupción como por el desprestigio personal de la reina, envuelta en todo tipo de rumores sobre su vida privada. 


En este marco, después de un fracaso insurreccional en el cuartel madrileño de San Gil, la oposición conformada por progresistas y demócratas en el exilio se reunió en agosto del año 1866 en la ciudad belga de Ostende. Los asistentes se pusieron de acuerdo con el fin de unir esfuerzos y trazar una alianza, el llamado Pacto de Ostende, que permitiera acabar con el reinado de Isabel II formar un Gobierno provisional y convocar una asamblea constituyente elegida por sufragio universal.

 


 

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